Mujer Bonita Metiéndole Pene Falso A Su
Vemos a una persona guapa y en un segundo nuestro cerebro comienza a tejer toda una red de atributos positivos a su alrededor. Nos la imaginamos con un buen trabajo y un buen coche, seguramente con éxito profesional; felizmente casada o en una relación de pareja satisfactoria; puede que pensemos que viaja mucho, que tiene buenos amigos, que va a muchas fiestas, que se lleva de maravilla con su familia, que no tiene problemas; que es, en definitiva, feliz, muy feliz. Hagan la prueba. Piensen por un momento en famosos guapos y digan lo primero que se les venga a la cabeza. Y ahora, en cambio, prueben a hacer los mismo con cualquiera de las personas anónimas que se cruzan cada mañana por la calle. No tienen que ser feas, ni mucho menos, simplemente normales. Pero lo cierto es que, escojamos a los que escojamos, lo queramos o no, y aunque tratemos de resistirnos a ello, evaluamos a los otros en función de su apariencia física. No lo podemos evitar. Así, tendemos a pensar que las personas bellas son también buenas, exitosas, felices, alegres, honestas… Y eso es universal.
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Por Pepper Hace unos días en mi trabajo hicieron unos vídeos para conmemorar una fecha importante en temas de salud. En el lugar donde trabajo eso pasa con frecuencia y cada vez que lo hacen trato de escaparme para no ser entrevistada. Denial les importó. Me incluyeron. Y cuando me vi se despertó en mi una idea que siempre he tenido: me siento fea. Ver: Cuando el mundo se divide entre bonitos y feos. Antes de sentarme a fechar este texto me miré en el espejo durante horas. No soy bonita, al menos no lo siento así, concluí. Debo confesar que siento alarma cuando leo que ciertos trastornos mentales o de comportamiento tienen mayor probabilidad de terminar en suicidio.