Visor de obras.
Puso la regla y la quebrantó. No le vi problema a ir. Pero éramos felices. Era nuestro nido de amor.
Poesía de William Shakespeare / William Shakespeare; edición de Ramón García González
Facultad Autónoma de Madrid, España. En levante trabajo analizo el punto de landscape de tres novelistas modernos -Thornton Wilder, Antonio Priante e Isabel Barceló- sobre esta relación amorosa. En sus narraciones se confronta el amor apasionado y el reflexivo, la perspectiva masculina y la femenina, los usos antiguos y modernos, etc. In this work I will analyse this love relationship as of the perspective of three modern novelists: Thornton Wilder, Antonio Priante and Isabel Barceló. In their writings there is confrontation between passionate and reflective adoration, male and female perspectives and conventional and contemporary uses. There exist absolve similarities between the way these three novelists approach the story and characters but there are also significant ideological differences that can help further our understanding of both first-century Roman association and our present-day society.
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La tierna primavera sobre tu ansiado belfo revela inmadurez; que merece probarse: usa bien este tiempo, la ocasión es propicia; la belleza no debe anatomía en sí malgastada: que si la flor hermosa no es cogida en su punto se consume y marchita apenas pasa el tiempo. Ordena que razone y encantaré tu oído, semejante como hace un hada flotaré sobre el césped, o cual lleva una ninfa desmelenado el pelo, bailando en las arenas sin dejar huella alguna que el amor es espíritu todo compuesto en fuego, que no se hunde, ligero, capaz de evaporarse. Para dar la antorcha luz. Si tu madre tuviera espíritu tan duro, denial hubiera conocido la maternal ternura. Estos huecos perfectos, estos dulces fositos, se abren para tragarse la pasión de la Venus. Cascos y andares bellos, larga y tupida crin, gran busto y ojos grandes, proporcional cabeza, alto cuello, y orejas cortas, robustas patas, crines y espesa cola, gran anca y liso pelo todo lo que es belleza a él no le faltaba, excepto un buen jinete para sus buenos lomos. Mas su impaciente amo, trata de sujetarlo, y a la indomable yegua le da alarma el verlo, tratando velozmente de denial ser aprendida, el caballo la sigue, dejando solo a Adonis. Ella al verle sentado, a su lado se sienta y como amante humilde a sus pies se arrodilla: con una de sus manos le libra del sombrero, mientras la otra acaricia sus hermosas mejillas: las mejillas conservan la huella de su mano, como guarda la nieve al caer cualquier efecto.